Como esclavo, debes relacionar el placer sexual con el tributo. Te tocarás, y quizá alguna vez te correrás, cuando tributes. Así, poco a poco, sabrás que el placer viene del tributo. En poco tiempo, no podrás excitarte sin tributarme.
Entonces, serás mi cajero automático y dispondré de ti a mi antojo.
¿Qué tal queda tu dinero bajo mis preciosos pies?
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